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miércoles, 31 de octubre de 2012

La ardilla de Estrabón

En los libros de Geografía de mi infancia, cuando aún no existía “ESO” ni “Conocimiento del Medio” nos enseñaban que, en los albores de la historia, una ardilla podía cruzar la península ibérica de punta a punta sin tocar el suelo. Tal se suponía la frondosidad de nuestra patria, con inmensos bosques de hayas que cubrían el territorio de norte a sur, extensos pinares …
 
Los antecedentes
En aquella época a caballo entre la dictadura y la incipiente democracia, no teníamos idea de quienes fueron el geógrafo griego Estrabón, ni el naturalista romano Plinio el Viejo. Si hubiéramos sabido del primero, quizás hubiéramos podido entender el mito que en ocasiones se le achaca como autor. Estrabón, sostenía en su gran obra, Geografía, que Iberia era una gran extensión de montañas y bosques. Plinio el Viejo, por el contrario, describía España con un aspecto muy parecido al actual: bosque mediterráneo, grandes llanuras sin árboles en la meseta, bosques de coníferas en las cordilleras y poco más.
Más cercano a nuestra época, Italo Calvino reescribe el mito en su novela “El barón rampante”. Según pone en boca del narrador, hermano menor del joven barón que va de rama en rama: “Yo no sé si será cierto eso que se lee en los libros, que en tiempos pasados un mono que hubiera partido de Roma saltando de un árbol a otro podría llegar a España sin tocar el suelo”.
Y nuestro gran amigo Félix, en el primer capítulo de El Hombre y la Tierra, narraba con su peculiar voz:
“En tiempos históricos España fue un paraíso forestal. Un águila imperial, la reina de las aves de nuestros bosques, hubiera podido sobrevolar la península Ibérica sin dejar de sobrevolar un infinito manto verde. Hubiera viajado sobre pinares, sobre encinares, robledales, sobre bosques de coníferas, mediterráneos o caducifolios”
Otra vez, la idea de lo frondoso de nuestro territorio, con diferente especie animal.

La Hipótesis
Aunque hace tiempo que quedó claro que la fisonomía de nuestro territorio en aquella época tenía que ser forzosamente más parecida a la que describía Plinio el Viejo, no podemos vencer la tentación de creer lo contrario y preguntarnos: "Pero,  ¿para qué quería una ardilla cruzar toda la península de rama en rama? ¿Quizás no quería bajar a tierra? ¿Lo intentaba y no veía dónde? o peor aún,  ¿no le gustaba lo que veía abajo?"

Esta última hipótesis cobra fuerza últimamente en al comunidad científica.


Los preparativos

Intentaremos averiguarlo. Claro, que para reproducir el experimento tenemos que simular las condiciones, pues ya hemos convenido que la fisonomía actual del territorio español, vamos, de lo que algunos llamamos simplemente España, no permitiría a la ardilla común saltar de árbol en árbol sin bajar a tierra. No, salvo que la ardilla supiera volar. Nuestra ardilla, definitivamente, no sabe. 
Así, seleccionamos un ser vivo de una especie distinta, en este caso del reino animal. Una especie con ejemplares suficientes y que no sea necesario distribuir de forma artificial a lo largo y ancho del territorio. Tras mucho buscar, constatamos que muchas de las especies animales que podríamos seleccionar se han extinguido o podrían ser peligrosas para nuestra amiga y dar al traste con el experimento. Por ello, seleccionamos una especie en clara expansión, una que cumple las hipótesis de partida del experimento: el “tonto del nabo”, también conocido como “tonto del culo” o “tonto del haba” 

El experimento
Descubrimos a nuestra ardilla en el cálido verano andaluz. legada a Écija desde Algeciras, sobre la cabeza de un personaje de barba cana aunque de aspecto poco respetable, que vocifera consignas con un megáfono mientras otros arramplan un supermercado y salen con carros llenos “para los desfavorecidos” mientras golpean a una de las cajeras.
La ardilla, se mueve saltando de uno a otro y curiosa llega con ellos hasta una finca donde el grupo decide descansar. Parece ser un palacio reconvertido en Hotel de lujo. Se está a gusto con el grupo, pero pasa el verano y la ardilla debe pensar en comenzar a buscar cobijo para el invierno.
Así, decide seguir saltando de cabeza en cabeza y pone rumbo hacia Extremadura. En el camino, atraviesa ciudades y reconoce al barbudo personaje en las pantallas de televisión que emiten Sálvame y programas similares.
Llegada a Mérida se ve encima de un personaje, nuevamente barbudo y con megáfono en mano. Su nombre, Rafael González García de Vinuesa, no le dice nada a pesar del sonido pequeñoburgués del apellido: García de Vinuesa. Este personaje, desde luego, no parece tener nada en común con el que fuera Alcalde de Sevilla y que pereció ayudando a sus vecinos en una epidemia de peste. Este otro, más bien parece la misma peste.
Desde su atalaya, la ardilla puede ver a otros jóvenes que invaden un colegio al grito de “Qué salgan los curas que los vamos a matar” No entiende muy bien el sentido de las palabras pero su instinto no le dice nada bueno.
Lo confirma cuando sigue saltando y oye a otros defender a los primeros con citas como: «Wert es un terrorista que está destruyendo la escuela pública y le vamos a echar», «No merece la pena hablar de Wert porque está muerto»

Esto no le da buena espina, así que decide seguir saltando y llega a Madrid. Allí por casualidad se encuentra en un edificio del barrio de Vallecas donde algo más de 100 personas discuten sin sentido para ella. Es la Asamblea de Madrid Salta encima de todas las cabezas y se detiene para sorpresa nuestra sobre Tomás Gómez justo en el momento en que se dirige a los populares diciéndoles que "sus abuelos robaron a millones de españoles la infancia y ustedes, que son sus nietos, ahora les quieren robar su jubilación"
(La ardilla no lo sabe, ni falta que le hace, pero no deja de tener gracia pues, aparte de lo aberrante de la frase, se da la circunstancia de que la actual portavoz de la asamblea por el PSOE, Maru Menéndez, es hija de Camilo Menéndez Vives, un capitán de navío, sobrino de un Ministro del Ejército (1964-69) en uno de los gobiernos de Franco, Camilo Menéndez Tolosa. Durante el periodo de la Transición se le abrieron varios expedientes al protagonizar diversos incidentes de carácter ultraderechista. Durante la intentona golpista del 23-F entró en el Congreso de los Diputados sumándose a las fuerzas asaltantes.
Para más “inri” el hermano de Maru Menéndez, está casado con Esperanza Piñar, hija de Blas Piñar.
Me gustaría estar en las cenas de Navidad de esta familia. ¡Qué buen rollo tiene que haber!)
Pero no nos perdamos, nuestra ardilla no puede conocer todos estos datos, aunque presiente que debe salir de allí rápidamente si no quiere perecer. El terreno que pisa no tiene consistencia y podría hundirse para siempre. Sale del edificio en que se encuentra apoyándose en algunas decenas de cabeza más y prosigue su camino.
Así, algunos días después llega a tierras gallegas. Allí decide descansar, parece una buena tierra, podría bajar y quedarse un tiempo. Mientras está con estos pensamientos le sorprende una voz que critica a un tal Feijóo. Habla de algo así como recortes en la sanidad y grita: “Feijóo está matando más gente que cualquier grupo terrorista del Estado español”
La ardilla no sabe quién es Feijóo, ni quién es el fulano sobre el que descansa, pero de repente oye el griterío de cientos de personas que corean “¡¡¡Beiras, Beiras, Beiras,…!!  Asustada por si aparece ese terrible Feijóo al que aluden , salta sobre ellas y sin perder de vita la costa cantábrica pone rumbo a Dios sabe dónde…
Cansada tras varias jornadas saltando, decide reponer fuerzas.
Así, se posa sobre un tal Iñigo Urkullu, que dice haber acordado con un tal Artur Mas, "recorrer juntos el camino del reconocimiento de los hechos nacionales de Euskadi y de Cataluña por parte del Estado".  Y añade que se plantea 2015 como límite para conseguir para el País Vasco "un nuevo estatus político" que tenga como "piedras angulares el respeto y la bilateralidad”.
La ardilla no entiende el significado de esta verborrea y si entendiera, vería el absurdo: “la piedra angular es la primera piedra en la construcción de una base de una cimentación de albañilería. Todas las otras piedras se establecerán en referencia a esta piedra, determinando la posición de toda la estructura”. La ardilla sigue saltando de forma despreocupada sin apreciar que ese edificio llamado “nuevo estado político”, podría tener ¡¡Dos piedras angulares!! Muy bien, Iñigo, más vale que sobre que no que falte.
El pequeño roedor sigue su ruta hasta unas tierras llenas de gente sobre las que salta sin parar tomando como referencia, para no equivocarse, sus banderas barradas amarillas y rojas con una estrella sobre fondo azul.
Así llega hasta las cabezas de estos personajes. 
Ella lo desconoce, pero el caballero de la derecha es un tal Ramón Condal y es el último en unirse a la moda de separatista. No sería incoherente si no fuera porque es el presidente de un club de futbol llamado Español

El tiempo apremia y el otoño avanza sin que la ardilla haya encontrado su destino. Debe encontrar pronto cobijo para hibernar. La ardilla sigue saltando, acelera el ritmo asustada por el ruido constante de los F-18 que la sobrevuelan.
Por fin, para frente a un cartel en el que puede leerse la palabra “France”.
Parece que llega el final del viaje. Nuestra amiga la ardilla, exhausta, defeca, cruza la linde y salta hasta el suelo. Sin volverse hacia atrás, el animal, desaparece de nuestra vista. (Leer este último párrafo como si fuera nuestro querido Félix Rodríguez de la Fuente)

Conclusión
“Una ardilla pude cruzar España de punta a punta, saltando de gilipollas en gilipollas sin tocar el suelo” que también puede expresarse como “En España hay más tontos que botellines”    C.Q.D.

Graciano
 



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