Por muchas veces que ocurra siempre que un miembro de nuestra especie consigue traspasar la frontera de lo que consideramos que esta fuera del rango de las acciones humanas; nos llenamos de asombro, importancia y perplejidad.
Un hecho de este tipo ha ocurrido en estos últimos días... Uno de nuestros congéneres ha decidido que había que subir a lo más alto, donde nunca nadie había llegado, para demostrarnos a toda la sociedad que con decisión, ideales y un gran orgullo cualquier cosa es posible.
Para conseguir su meta, ha construido una nave aerostática compuesta por un globo de tela de señera, una cápsula denominada “Independence”, un lenguaje informático de última generación denominado ms-2 Catalá, avalado por la comunidad científica como el único software valido para esta hazaña; y como gas impulsor del conjunto, el “hidrógeno independiente“ por todos conocido por sus grandes propiedades para elevar las voluntades hasta la estratosfera y mas allá. El traje espacial ha sido elaborado con sumo cuidado uniendo partes de deuda pública; un proyecto que se precie tiene que estar bien financiado.
Llega el momento del despegue y, como no podía ser de otra manera, la nave asciende lentamente .Mientras, desde el suelo, los manifestantes jalean a su nuevo héroe . Mas..Mas …Mas ……..amunt ,amunt, ¡puedes conseguirlo Artur! Embravecido por la multitud, pulsa con vehemencia el botón del gas independiente provocando en el conjunto un empuje hasta ahora desconocido.
Al alcanzar la cota de los 35.000 metros detiene la nave, abre la cápsula, mira al vacío y lanza el grito característico del guerrero victorioso.
Un instante de duda y se lanza al vacío. Comienza a descender a gran velocidad y en pocos segundos rompe la barrera del sonido… la del estatuto, la barrera constitucional, incluso la de la sensatez. Continúa cayendo a gran velocidad dando vueltas y cabriolas; es tal la presión que está a punto de perder el conocimiento, pero su ideal imperturbable le hace sobreponerse y abrir el paracaídas en última instancia.
Ya en el suelo se encuentra perdido y desorientado. Se pregunta dónde está. No puede reconocer nada de lo que le rodea; ni los lugares, ni el idioma, ni las costumbres. No hay nada de lo que él conocía hasta ahora ¿Dónde está mi mundo? ¿Dónde están las gentes que me vitoreaban? ¿Realmente es esto la Tierra? ¿Habré saltado hacia otra dimensión?
Al alcanzar la cota de los 35.000 metros detiene la nave, abre la cápsula, mira al vacío y lanza el grito característico del guerrero victorioso.
Un instante de duda y se lanza al vacío. Comienza a descender a gran velocidad y en pocos segundos rompe la barrera del sonido… la del estatuto, la barrera constitucional, incluso la de la sensatez. Continúa cayendo a gran velocidad dando vueltas y cabriolas; es tal la presión que está a punto de perder el conocimiento, pero su ideal imperturbable le hace sobreponerse y abrir el paracaídas en última instancia.
Ya en el suelo se encuentra perdido y desorientado. Se pregunta dónde está. No puede reconocer nada de lo que le rodea; ni los lugares, ni el idioma, ni las costumbres. No hay nada de lo que él conocía hasta ahora ¿Dónde está mi mundo? ¿Dónde están las gentes que me vitoreaban? ¿Realmente es esto la Tierra? ¿Habré saltado hacia otra dimensión?
No Arturito, estás en el mismo lugar de partida y lo único que ha sucedido es lo que habitualmente pasa cuando uno juega a mago y se le ve el truco. La gente te relega al olvido y si no, pregúntale a Ibarreche.
Si quieres saltar de la estratosfera, ¡salta! Pero cuando vuelvas, pocos te estarán esperando…Adeu.
Mencía .
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