Hoy nos planteamos la cata de un modo diferente. No vamos a destacar de forma individual las bondades o defectos de un determinado vino, sino que, y por primera vez en esta noche, enfrentamos dos vinos, o mejor dicho, dos "supervinos". Es, ¡EL DUELO!
Para un creyente es importante la Primera Comunión, el primer contacto con el cuerpo y la sangre de Cristo, pero en lo que respecta a lo segundo los que más pueden apreciarlo son los invitados del protagonista y nosotros queremos ayudarles a disfrutar de la mejor opción posible.
Sí, porque de lo que se trata hoy es de elegir el vino para celebrar la comunión del hijo de Mencía y por eso, se ha encargado de aportar a esta cata dos vinos que competirán por hacerse un sitio en las mesas de los invitados:
Dinastía Vivanco
Crianza 2008
D.O. Rioja
100% Tempranillo
Precio Aprox.: 8€
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Portia
Crianza 2009
D.O. Ribera de Duero
100% Tempranillo
Precio Aprox. 13€
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VS.
Y por primera vez, para llevar a cabo esta experiencia, probamos los dos vinos "al alimón".
Siendo dos crianzas, aunque con las características que aportan las distintas la denominación de origen de cada uno, observamos de entrada claras diferencias en el color: El Vivanco da un color rojo cereza luminoso, frente a un rojo picota del Portia, mucho más tupido que el rioja.
La fase olfativa va a ser decisiva. Comenzamos por el Vivanco que nos aporta aromas a fruta fresca madura, con tonos equilibrados y limpios. El Portia nos da el "disgusto" de ese aroma sulfuroso, a "pedete" que ya hemos notado en otros vinos. Un exceso de sulfitación en la fermentación del vino o lo que sea, genera esa desagradable sensación que oculta la mejor cara de este crianza.
Movemos algo la copa, dejando que respire. Se atenúa algo la sensación sin llegar a desaparecer y se atisban torrefactos y frutas maduras.
Hay que recordar que ya hemos probado en esta mesa el Ebeia, hermano pequeño del Portia, y las sensaciones fueron buenas. Esta es la nota:
http://amalauva.blogspot.com.es/2013/05/cata-25-de-abril-de-2013.html
Pasamos a la fase gustativa, el Vivanco es fresco y agradable, con un paso largo, algo plano quizás, sin estridencias, equilibrado. El Portia es quizás más suave y sedoso, se perciben tostados y madera. Tiene trazas de un buen vino, pero ese aroma...
A mí, personalmente me parece que, de no ser por el problema del olor, el Portia hubiera ganado esta "batalla", y espero que sólo haya sido un problema de esta botella, pero aquí cuenta el conjunto, y si además se trata de agradar a tus invitados, no se puede asumir el riesgo de que el problema se repita.
Y por si no tuviéramos suficientes argumentos, desde un punto de vista estético, el bonito diseño de la botella de Dinastía Vivanco, termina de decantarnos por este crianza de rioja como la elección más adecuada para satisfacer a los invitados: ¡No puede fallar!
Val de Los Frailes, Joven 2010
(D.O. Cigales, 100% Tempranillo)
Precio: 4€
Finalizamos con este vino producido por el grupo Matarromera en unas de sus conquistas más allá de Ribera de Duero.
No es el primer Cigales que traemos a la mesa y esperamos que no sea el último. Hay que destacar el esfuerzo que están haciendo los productores de esta denominación por obtener excelentes vinos (v.g.:Museum, Vinea) y alejar para siempre el estigma de esos espantosos vinos de aguja cabezones que tomaban nuestro padres.
Este Val de los Frailes tiene tonos entre morado y picota propios de un joven.
Da algunos aromas a sulfitos que nos recuerdan algo al Portia, pero quedan atenuados y no nos resultan tan desagradables como en aquel. Es intenso y destaca el aroma a uva por encima de cualquier otro tono.
En boca es carnoso y persistente, amplio. Tiene un buen final. Está rico.
Sin duda, vistos los mimbres del joven, habrá que probar el crianza.
Graciano
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