Esta noche tenemos sobre la mesa, entre otros, un vino elaborado en Rumania. Drácula es su nombre. Aunque proviene de los viñedos de la ciudad de Husi,
en la frontera con Moldavia, a más de 300 km del castillo de Vlad el Empalador y por tanto tiene poco que ver con el conde y su tierra, no podemos evitar sentir cierta excitación. La fuerza evocadora del personaje es irresistible. Así que ávidos de nuevas (esperemos que no sean terroríficas) experiencias, ofrecimos a Drácula nuestros cuellos palpitantes.
Elaborado con Cabernet Sauvignon por las bodegas Casa de Vinuri HusiSpeed SRL, a los ojos es de un granate claro, no muy cubierto, orlado del mismo color que es tanto como decir que carece de orla. Tiene un color bonito, como de cristal. Parco en lágrimas, las que hay se escurren con rapidez por el cristal. Gracias a Mecía, sabemos lo que eso significa: poco alcohol. En nariz, tras una primera llamarada de olores, se atempera y ofrece dulces notas de frutas maduras y mosto, mucho mosto. En boca es primario, elemental. Sabor a uva y también a mosto. Efectivamente, es poco alcohólico. No molesta. Igual que un gato después de haber comido. Sensación final de fluidez. Sientes como el sabor se va alejando hasta que no queda nada.
Entre los otros vinos dispuestos para esta noche, destaca Pago Florentino. Un tinto con crianza de las Tierras de Castilla elaborado 100% con uvas Cencibel. A la vista es de un granate vivo con suburbios carmesí. En el cristal deja marcadas las lágrimas, como si fueran columnas.
Desprende aromas intensos a moras y no se hacen esperar el toffe y café. En boca es denso, casi se puede masticar. Dilata los carrillos y engorda la lengua. Puede decirse que te cachea a fondo la boca. El final es explosivo aunque quizá haya que refinarlo un poco. Nos pareció un vino novedoso y ameno.
Terminamos con un Allende la Ermita, un Roble de Ribera del Duero (no tengo apuntado el año). Inmediatamente reparamos en su hermoso color picota madura, amoratado. Es muy brillante y limpio, como un diamante. Aroma intenso que vuelve una y otra vez. Es tenaz. Fondo de frutas rojas que persiste toda la cata y sobre el que aparecen, poco a poco, los tostados y las especias. Café, tabaco, canela, vainilla. Son olores ya conocidos, quizá ensamblados en otra proporción, pero tenemos la sensación de haber estado aquí antes. Déjà-vu.
Merlot
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