Llegados a este punto, considero indispensable para continuar con nuestras actividades, dotarnos de un marco normativo que identifique y regule nuestros objetivos, la manera de alcanzarlos y las relaciones que entre nosotros se establezcan para la consecución de tal fin. Teniendo en cuenta la estrecha relacion que pretendemos mantener con el vino y conociendo perfectamente sus imprevisibles efectos creo reconocer esta tarea como algo ineludible. Se me ocurre una analogía que tal vez nos ayude a comprender la importancia vital que tiene la redacción de una Carta: en todas las peliculas de submarinos los intrepidos capitanes que los tripulan se empeñan en hacerlos descender a profundidades cada vez mas grandes con el objetivo de conocer cuales son sus limites. Cada vez que nosotros abrimos una botella de vino sometemos a nuestro grupo a la misma prueba. Si a esa botella le siguen otras aumentamos la magnitud del descenso ¿cual es el problema? al igual que en el submarino las paredes comienzan a abombarse por efecto de la presión en nuestro grupo pueden aparecer discrepancias (no digo disputas, eso no) sobre todo a la hora de tomar algunas decisiones, pero a diferencia del submarino que cuenta con un capitán que resultara ser mas responsable que intrépido, nosotros vamos a la deriva y como ninguno de nosotros querra adoptar el papel de capitán -porque exige abstemios sacrificios- no nos queda mas remedio que dotar a nuesta nave de un poderoso armazón que resista una y otra vez las presiones a las que la someteremos. Este caparazon es la Carta Fundacional.
Pongámonos manos a la obra:
Lo primero, subirnos a hombros de gigantes o lo que es lo mismo transitar por sendas ya recorridas por otras entidades que han demostrado sobradamente su éxito. Tomemos el extraordinario texto del preámbulo de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América:
"sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad..."
Eh, eh, eh, para el carro dirán algunos, ¿pero quien coño son estos tíos? ¿habrase visto pretenciosos de tal calibre? pues no van a incorporar la declaración de derechos del hombre a sus estatutos. Y yo les contesto: no, no la queremos así tal cual, pues la vamos a mejorar ¿como? simplificándola. En un ejercicio de rebeldía, de los pocos que ya nos podemos permitir, prescindiremos de todo, igualdad, libertad, fraternidad y nos quedaremos solo con el sacrosanto derecho a la busqueda de la felicidad. Caballeros, corramos a por un martillo y un cincel y apresurémonos a grabarlo en el frontispicio de la puerta de entrada a nuestro club.
Por supuesto, se trata de buscar la felicidad a través del vino o lo que es lo mismo, de aquella forma de felicidad que las aptitudes del vino procuren. Este principio sera extensible a los momentos en los que sin estar reunido el club, disfrutemos, con otra compañía, de un buen vino.
Merlot
No se vosotros pero yo después de leído el artículo, tengo ansias de ser feliz .El recuerdo de encontrarme en tal estado se me antoja lejano, pero la inminente llegada del “día de cata” me reconforta.
ResponderEliminarMencía