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viernes, 23 de noviembre de 2012

Cata 15 de Noviembre de 2012.


   Empezamos la noche con un vino madrileño, Peruco se llama. Elaborado por una cooperativa de Arganda. Es  un reserva del año 2007, 100% tempranillo.
   Es de un color amoratado brillante, parece limpio. Tiene un olor penetrante y algo picante como a fósforo o azufre. Sobresale el aroma a leche y a yogur. También notamos el aroma a fruta madura y a tostados.
   En boca es sorprendentemente fresco, sin duda es un viejo sinvergüenza que aun conserva un lado fogoso. Prolongado efecto retronasal. Esconde un flanco salvaje, rústico, muy de cooperativa de pueblo. Su larga estancia entre maderas no le ha marcado demasiado dejando algo de  protagonismo a la fruta.




   Sin darnos un respiro abrimos la segunda botella: Abadengo Crianza 2006. Elaborado por Bodegas Ribera de Pelazas situadas dentro del Parque Natural de Las Arribes del Duero en Salamanca. Tiene un color rojo intenso, vibrante. En nariz, presenta aromas intensos a café y a tabaco, como a aliento de sobremesa de domingo. En boca se aprieta con fuerza a los lados hasta hacer chirriar los dientes. Después se relaja un poco y despliega por toda la boca un agradable sabor a fruta roja. Puede que se nos pasara o simplemente no venia en la etiqueta pero curioseando en internet he visto que este vino está elaborado 100% con uva Juan Garcia. Es imperdonable que no nos diéramos cuenta de este detalle si es que venia en la etiqueta. Qué vergüenza!!! Demasiada atención puesta en los aperitivos creo yo.

   Lo veis, aquí tenéis la prueba. Estoy escribiendo esta nota de cata y mi atención está ahora puesta en el recuerdo del pisto que hizo Graciano. Espectacular. No tan bueno como el de mi madre, claro, pero digno de estar en el Olimpo de los Pistos. Apenas si alcanzó para todos porque según nos contó Graciano cuando venia para la sede de Amalauva unos ladrones le quitaron la cazuela grande donde traía de dos a tres kilos de pisto y sólo pudo salvar ese poquito. Le creímos, ¿por qué no lo íbamos a hacer? Ha prometido hacer más para la próxima cata. Yo me comprometo a escribir una Oda al Pisto de Graciano, la próxima vez que lo pruebe.

   La siguiente botella en caer fue un Heredad Torresano Roble 2008. Otro vino madrileño de la bodega Jesús Diaz. Al abrirlo notamos un olor desagradable, a pedete, con perdón. A la vista era resultón, de ese color granate intenso tan comun en los vinos bravos, sin domar. En nariz un poco lo de siempre, fruta madura, un poquito a pegamento o a "vivaporú". En boca parece algo salado. Concentra toda su fuerza en la punta de la lengua y se queda ahí, no va mas atrás, es un poco miedoso. No está del todo mal. En las notas que tomé tengo puesto "gana con los mejillones.". No tengo ni idea de lo que significa. Supongo que son cosas del directo.

Merlot

2 comentarios:

  1. Respecto a la uva Juan García rmplrada en el Abadengo, lo cierto es que sí que lo comenté, haciendo notar la diferencia con otros Arribes (Durius, Hacienda Zorita) de catas anteriores cuya uva era Tempranillo. Sin duda, el instinto de supervivencia (¡Qué se acaba el pisto!) afectó el sentido menos importante en la cata: el oido. Graciano

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  2. En mi caso así fue. Y te pido perdón, no escuché nada de lo que dijiste. El pisto se interpuso entre nosotros. Yo te maldigo pisto del demonio!!! Merlot.

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