Los dos vinos que vamos a catar hoy son los más demandados por los consumidores. Están presentes en la mayoría de los lineales de las grandes superficies y tiendas especializadas. En principio, se trata de dos respuestas diferentes a una situación de grave crisis en el sector. Estamos hablando del Rajoy Reserva 2004 y de un vino de autor llamado Rubalcaba 2011, éste envejecido en madera sin especificar cuanto tiempo.
Rajoy Reserva 2004:
Se trata de un tinto elaborado con mezcla de varias uvas que se supone le aportaran gran complejidad y un discurso organoléptico capaz de cautivar tanto a un público joven que se acerca por primera vez al mundo de los vinos como a aquellos mas experimentados que están de vuelta de todo.
Conocemos bien la bodega de procedencia. Una bodega que fue posicionándose a lo largo del siglo veinte y que sufrió una profunda transformación a comienzos de los ochenta. En esa época de refundación cambió la elaboración tradicional de sus vinos, caracterizados por un fuerte apego al terruño y excesivamente conservadores e insípidos, por unos vinos jóvenes ilusionantes hasta fraguar a comienzos de los noventa un gran vino, el Aznar Crianza 1993, que se convirtió en el favorito del consumidor en 1996. Otra creación de la misma bodega, elaborado con las mismas uvas sustituyó al anterior, fue el Aznar Gran Reserva 2000. Sin embargo, la contundencia de los taninos y la intensa sensación de aspereza que provocaba cercenaron de raíz lo que podría haber sido un vino histórico. Este es a grandes rasgos el panorama en el que comienza a elaborarse el vino en cuestión. Madurado en barrica durante los últimos ocho años y habiendo cumplido el preceptivo periodo de 100 días en el mercado podemos someterlo a critica:
El descorche es suave, el corcho no presenta ningún deterioro a pesar de los vaivenes que sabemos ha sufrido este vino en los últimos ocho años. En cuanto al aroma, ligeros toques afrutados, de fruta madura, regaliz quizá pimiento verde poco a poco va apareciendo la madera. No hay desequilibrios, toque justo de café, tabaco, pimienta negra. Buen principio. En cuanto al color, la madera le ha dejado esos tonos anaranjados suaves en la orla que a medida que se aproxima al centro de la copa se van tornando granate oscuro. Precioso color. En principio con estas características y la nota de cata de la etiqueta no nos queda mas remedio que esperar lo mejor. Estamos ante un vino ilusionante. Vamos a probarlo:
Lo mas característico en boca es su indefinición. Deja la sensación de estar ante algo ambiguo, sin clara vocación de nada. Intenta agradar, eso es evidente, pero para paladares tan experimentados como los nuestros eso es poco menos que embaucar. Lo escupimos y volvemos a beber. Lo movemos en la boca y esperamos un poco a ver. Nos damos cuenta de que no es imprecisión lo que notamos sino que su sabor es todo lo contrario de lo que afirma la nota de cata que acompaña a la botella. Donde dice que aporta ligereza nosotros notamos un roce excesivo casi empalagoso, es como si pretendiera entrar en todos los rincones, donde dice que fomenta la actividad sensorial tanto en la lengua como en el paladar nosotros no apreciamos otra cosa que rigidez. La promesa hecha en la etiqueta de renovar el conjunto de sensaciones organolépticas, no es que se quede en nada, es que la canjea por todo lo contrario: parece que estemos ante más de lo mismo, otro vino del montón incapaz de despertar en el consumidor mas sensaciones que las de hastío. Tragar este vino, por mucho que uno haya confiado en la etiqueta, en el olor y en el color, se antoja imposible. Aun así, no nos queda mas remedio. Inmediatamente nos acordamos de un vino que ésta misma bodega elabora en Madrid y de las gratas sensaciones que nos deja cada vez que lo probamos. El porqué este Rajoy Reserva 2004 no se parece en nada es incomprensible dada, como hemos dicho al principio la delicada (por no decir critica) situación del sector.
En resumen, un vino que nos ha decepcionado a todos. Diríamos que está elaborado más para conquistar al consumidor europeo que al nacional. Sobre todo ahora que Europa está tan pendiente de lo que aquí se hace.
Es posible, no obstante que nos estemos precipitando al juzgarlo tras sólo 100 días en el mercado. Puede que necesite más tiempo en la botella para desarrollar todo su potencial. Aun así se nos antoja difícil porque el error creemos que es de base. Radica en la elección de unas uvas flojas y acomplejadas frente a otras variedades mas llamativas.
Mañana probaremos el Rubalcaba 2011.
Merlot
Magnifica nota de cata tanto en su desarrollo como en valoración .La única pena en estas varietales es no poder volver a poner el tapón en la botella y mandarla de vuelta, cuando el vino está ya picado o decrépito. Espero que los exigentes paladares europeos, grandes conocedores de nuestros vinos, pero poco acostumbrados a nuestros procesos de elaboración (aquí nos gusta hacer las cosas a nuestra manera) nos pongan buena nota. En especial la gran enóloga de reputación mundial Sra. Merkel.
ResponderEliminarMencía
Acertadísimo comentario Mencia.
EliminarYo apuesto por arrancar las cepas y plantar variedades nuevas, si son foráneas mejor.
Y no nos olvidemos de lo mas importante: cada vez son más caros.
En fin Mencia, nos vemos esta noche.
Merlot.