Esto que a continuación "posteo" iba a ser un comentario al magnífico artículo “Mitos y leyendas” publicado ayer por Mencia. Pero me he puesto a escribir y el camino abierto por dicho artículo me ha llevado de un lado a otro, recogiendo ideas de aquí juntándolas con otros mitos allá para llegar al fin a una conclusión que da miedo.
Mencia parte de la leyenda del Elefante Blanco para trazar un acertado perfil de una institución que no pasa por su mejor momento. Yo voy a recurrir al mito de Orion, el cazador ciego, para poner de manifiesto una serie de privilegios concedidos al titular de esta institución. Con tales prerrogativas resulta mas fácil compreder porque a este señor la situación actual se la suda.
Orion era nieto de Minos, rey de Creta, por tanto tenia sangre real. Disfrutaba del don de andar sobe las aguas (como Jesucristo). Fue cegado por el padre de una muchacha a la que “atacó” (irrefrenable pulsión sexual ¿les suena?) estando completamente borracho. Después de un periplo más o menos accidentado, se dedicó a la caza, sólo o acompañado de las mas distinguidas personalidades: la diosa Artemis, su madre Letos, alguno que otro dios del Olimpo. Le encantaba cazar y era bueno a pesar de su ceguera. Un día se jacto de que podía matar a todos los animales y bestias de la tierra. Esta irresponsabilidad le habría de costar caro. La Madre Tierra, supongo que Gea, se alarmó y envió un gigantesco escorpión para matarle. El escorpión lo consiguió, y las diosas solicitaron a Zeus que pusiera a Orion entre las constelaciones del cielo.
Los actos irresponsables que prometía realizar Orion afortunadamente tuvieron su castigo antes de que se comentieran. Nuestro Orion 2.0, ese al que Mencia llama Elefante Blanco podría, si quisiera, llevar a la práctica el deseo del mito griego y exterminar a todo bicho viviente. Es cierto que no podrá hacerlo durante una temporada porque los dioses, aunque todavía no le han mandado un escorpión asesino si le han partido la cadera.
¿Es esto verdad?, me temo que si. La Constitución dispone en su articulo 56.3 que “La persona de Orion 2.0 es inviolable y no está sujeta a responsabilidad.”. Esto significa que no se puede perseguir criminalmente a Orion 2.0 y que en lo que se refiere a la responsabilidad civil no se le puede demandar ante la justicia. Esa irresponsabilidad significa también que se le exonera de toda responsabilidad, no ya jurídica, sino política por los actos que lleve a cabo. Pa chulos, nosotros. La justificación de todo esto se encuentra en la idea de que si Orion 2.0 delinquiese nos encontraríamos ante el desprestigio y por consiguiente ante el ocaso de la institución monárquica que representa. Es decir, lo que sustenta la justificación de la irresponsabilidad de Orion 2.0 es la propia responsabilidad. Cambio responsabilidad para con la institución por irresponsabilidad ilimitada para con la ciudadanía. Toma ya.
Yo creo que los irresponsables somos nosotros por aprobar constitucionalmente la completa irresponsabilidad de un sujeto, permitirle llevar armas y lo que es peor dejarle que dispare contra cualquier cosa que se mueva. Cuando llegue el escorpión asesino, que llegará, será demasiado tarde y tendremos que perder un tiempo muy valioso quitandonos los perdigones unos a otros.
Y ahora lo mejor. ¿Qué tiene que ver todo esto con Amalauva?. Pues veréis, tengo todavía pendientes los estatutos del grupo y me satisface comunicaros que voy a aprobar la figura de la inviolabilidad y la irresponsabilidad para cada uno de nosotros. El articulo será mas o menos así:
“ Como miembros de Amalauva, nuestras personas son inviolables y no están sujetas a responsabilidad alguna. Por lo tanto ninguno de nuestros actos podrá ser sometido a juicio.”
A que da miedo...
Merlot
Gracias al marco estatutario que estamos creando me siento más tranquilo a la hora de escribir en este nuestro blog.
ResponderEliminarGran historia Merlot, la pena es no poder solucionar los conflictos en la tierra al estilo de los dioses del Olimpo.
Sobre los castigos divinos, me quedo con el método tradicional de Zeus con sus truenos y rayos lanzados por doquier. Eso sí, sería bueno que afinara la puntería y de vez en cuando acertara.
Mencía