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martes, 24 de abril de 2012

La solución


   En 1860, una devastadora epidemia  de filoxera , destruyó el 90% de los viñedos franceses. La filoxera es un minúsculo insecto, parásito de la vid que se desarrolla aspirando la savia de las raíces dando lugar a una serie de nudosidades que acaban matando a la planta. Para combatir esta plaga, se trajeron plantas de vid desde América que eran resistentes a esta enfermedad y se plantaron en Francia.  Los franceses descubrieron que podían injertar con éxito  plantas de la familia que había sido ataca, en plantas de vid Americanas. Este hallazgo permitió recuperar los viñedos franceses y superar la crisis.

   Se hace difícil imaginar un episodio que relacione de manera tan exacta  el vino y todo lo que lo rodea  con la actualidad, que es más o menos el objetivo de este blog.

   Este país padece una epidemia que  está destruyendo  las ideas de cuyo fruto se nutre una sociedad sana. No está encontrando mucha resistencia porque es escaso el apego que les tenemos.

   La estructura del estado  que con tanto empeño intentamos construir a imagen y semejanza del de otros países europeos va a terminar por asfixiarnos. Y lo va a hacer porque en esencia, las bases sobre las que está construido son tan incomprensibles para nosotros como lo es la suerte de varas para un alemán. Conceptos que constituyen su  base, como  solidaridad, fraternidad, unión, cohesión, redistribución, honradez, integridad, decencia aquí no se entienden y no  crecen bien. Pensamos, sin justificación alguna, que bastaba con plantar  las mismas ideas que funcionaban en otros  países para que  dieran el mismo fruto sin pararnos a pensar en las características del terreno. Puede que en el aspecto comercial, las peculiaridades del terruño no sean tan importantes, ya se sabe, la pela es la pela, pero en lo social y  político la cosa cambia: es necesaria una educación previa que confeccione una ética sobre la que levantar el tinglado. Este es el mayor déficit de nuestro país.

   El fracaso a la hora de construir una ética semejante a la de nuestros vecinos europeos no significa que todo este perdido. Nada ni nadie dice que si extirpamos de raíz las ideas que nos cuesta tanto entender y plantamos en su lugar, como hicieron los franceses en el siglo XIX,  ideas que nos resulten mas cercanas   como corrupción, truhanería, vileza, latrocinio…mucho mas acordes con el carácter español, no podamos levantar un país que sea la envidia del resto del mundo. Es mas, si aplicando a escondidas estas ideas hemos conseguido que cada español tenga un aeropuerto a la puerta de casa, una universidad en cada plaza de pueblo y que vaya a donde vaya lo pueda hacer por una autopista de peaje o en ave, imaginaros los logros  que podemos alcanzar si aplicamos sin cortapisas esos conceptos. Para fortalecerlos podemos injertar otras ideas  que forman parte de nuestra manera de ser desde tiempos inmemoriales: la honra familiar, el honor, la hidalguía, la pureza de sangre. En definitiva se trataría de sustituir los valores europeos a los que tan fervientemente nos hemos entregado por valores que son nuestros porque llevamos toda la puñetera historia interiorizándolos y perfeccionándolos.

   Decía Ortega que España era el problema y Europa la solución. Demasiado optimista era. A los españoles no nos cambia ni Dios. Es posible que compartamos la misma estética: vestimos igual que los europeos, vemos las mismas películas, conducimos los mismos coches, nos extasiamos ante el mismo arte chorra y decadente pero la ética…eso es otro cantar. Yo creo que lo que hace falta es más España y menos Europa. Arranquemos sus viñas de nuestro suelo y plantemos variedades autóctonas. Vamos a desarrollarnos como lo que somos, auténticos cabrones y ya verán.

Merlot



3 comentarios:

  1. Y mientras descubrian el antidoto,los franceses vinieron a España(en concreto a la rioja)para seguir haciendo vino.Una vez solucionado el problema,volvieron a sus tierras y los bodegueros españoles empezaron a comprar todos los viñedos.
    " Putos gabachos" en parte le debemos el buen vino que se hace aqui.

    Tempranillo

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  2. A los franceses les debemos muchas cosas, incluida nuestra insigne casa real.

    Merlot

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  3. Pensáis que si fuera a una clínica donde estudian el genoma humano me podrían decir cuanto de francés hay en mi persona ¿no se? Creo que mejor no quiero saberlo. No sea que un día me levante de la cama me den ganas de ir a cazar unos elefantes y conociera ,a ciencia cierta, el porqué de tal impulso. Casi con toda seguridad tengo por lo menos un gen francés, a ese que le gusta el champagne.

    Mencía

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