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martes, 3 de abril de 2012

Vinos complejos

Es conocido por todos los que estamos algo introducidos en este mundillo de la cata de vinos, la expresión “vinos complejos”. En líneas generales es aplicada para describir vinos que tienen capas de sabores: frutas, café, madera...Son matices que vamos descubriendo a medida que el vino se abre y nos habla de sus orígenes.

Siempre que escucho o pienso en esta expresión me lleva a reflexionar, de forma inevitable, en cómo nos relacionamos unas personas con otras y más concretamente con las que son del sexo opuesto.

Al comienzo, en la fase de observación, el vino está bien protegido en su botella. Muestra sus mejores credenciales; atractiva etiqueta, bonita y colorida cápsula, forma erguida, personalidad marcada y definida (debemos mirar la etiqueta posterior). Está bien preparado para el examen de los demás.

Cuando pasamos a la siguiente fase, digamos de descorchado, es cuando las cosas pueden empezar  a cambiar. La botella está abierta y sin protección y  el juicio de los demás puede comenzar.

Al igual que con los vinos complejos, todo comienza con un proceso de laminado. Este proceso puede ser más o menos “fino”, obteniendo las distintas capas de las que está compuesto. (Al menos las que somos capaces de distinguir)

Luego dependiendo de la experiencia y conocimiento, y al más puro estilo de los “tarotistas”, con las cartas sobre la mesa .Comienza el proceso de interpretación.

Y es aquí cuando” lo complejo” se convierte en “el complejo”. Este último complejo poco tiene que ver con el anterior. En este último  afloran los  miedos y temores de no estar a la altura de las expectativas tanto propias, como de la idea o ideal que los demás tienen sobre el “caldo “analizado.
 
Si el o los complejos son definitivamente vencidos o no detectados, podemos empezar a soñar con la esperanza de ser paladeado con placer y pasión, bebido hasta el final, sin desperdiciar ni una sola gota.

También cabe otra opción, pensar que con una copa ha sido suficiente, volver a poner el tapón a la botella y después de tanta valoración, meterla en la nevera para mejor ocasión. Quizás, para cuando no haya otra cosa que beber, eso sí, siempre con la promesa de (ya te llamaré)! Si claro!, cuando sea  la última botella de vino que quede en el mundo…!pues qué bien! Tanto proceso de preparación y elaboración, tantos meses en roble francés o el que sea, que si taninos, que si frutas de bosque,..  y al final “pa na”.(me ca ghofgfg.)

Bueno queda un consuelo, hay muchas bocas ávidas de  beber buen vino y muchas botellas por descorchar .Mañana  puede ser la tuya....o la mía.

No para de dar vueltas en mi cabeza de manera obsesiva ..vino complejo, vino complejo..complejo..

Complejo…complejo …”.ligarse a una tía “ eso es complejo.

(Y no he escrito ni un “taco”)

Mencía

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